1. Teniendo en cuenta las últimas noticias, ¿cómo ve el proceso de desescalada y el surgimiento de medidas de reactivación del sector turístico por parte del Gobierno de las Islas Baleares, del Estado y de Europa? ¿Cree que podemos dar por perdida esta temporada?
En el proceso de desescalada, quizás pediría algo menos de improvisación por parte del Gobierno del Estado y más coherencia. En cualquier caso, creo que aprendemos de los errores. Es muy complicado planificar una desescalada desigual entre regiones que permita preservar la salud de las personas y, al mismo tiempo, comenzar el proceso de recuperación de la actividad económica. En este sentido, la cooperación entre los gobiernos autonómicos y el central es fundamental. Ambas partes deben tener el mismo objetivo y evitar dejarse llevar por sentimientos partidistas y motivaciones electoralistas. Es el momento de demostrar que la política está al servicio de la sociedad y el único objetivo que debería guiar a nuestros políticos es lograr el bienestar común de toda la sociedad. Por ello, resulta fundamental que la toma de decisiones sea transparente y se haga sobre la base de criterios técnicos.
En este mismo sentido, también la UE cometió errores importantes al principio de la crisis, pero, afortunadamente, ha rectificado, y en estos momentos parece que se empiezan a tomar las medidas necesarias para establecer un marco de actuación común que garantice la unidad y la solidaridad entre los miembros de la UE. Ahora más que nunca el papel de la UE resulta fundamental para recuperar la confianza en la institución, en su economía y en toda la sociedad. Si se llevan a cabo las actuaciones oportunas, creo que la UE y todos sus miembros saldrán reforzados. Las últimas reuniones entre los ministros de exteriores para crear los corredores sanitarios que permitan la recuperación del sector turístico, la reunión entre Merkel y Macron para liderar la cooperación entre los miembros de la UE, la aprobación de fondos y medidas para ayudar a los sectores y países más castigados por la crisis, son algunos ejemplos que muestran este cambio en la estrategia comunitaria. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
Así pues, todos los gobiernos tienen que seguir trabajando en la misma dirección para conseguir reactivar el sector turístico. El establecimiento de una normativa común europea que regule un turismo seguro entre los miembros de la UE, con protocolos sanitarios obligatorios y uniformes, proporcionaría la confianza necesaria para reactivar el sector. La gravedad de la crisis y su duración en el tiempo ponen de manifiesto la necesidad de prorrogar o ampliar medidas ya adoptadas: ERTE, líneas de avales ICO, exenciones o reducciones fiscales para las empresas del sector y ayudas financieras para garantizar la seguridad sanitaria de los turistas y trabajadores.
No creo que tengamos que dar por perdida la temporada. Hay que ser optimista, sin olvidar que dependemos de un escenario muy incierto. Si la evolución favorable de la pandemia continúa así, a finales de junio y principios de julio comenzará la actividad turística. Algunas agencias y mayoristas de viajes europeos ya empiezan a tomar posiciones y organizar viajes a destinos seguros, como las Islas Baleares. Las Islas Baleares deben seguir siendo un destino seguro, y para que esto sea así, los ciudadanos tenemos un papel fundamental para conseguirlo, actuando con responsabilidad.
2. Por otro lado, dicen que una de las opciones para salvar la temporada es estimular el turismo nacional. Se entiende, sin embargo, que no puede sustituir el turismo internacional ... ¿Qué medidas cree que pueden dar algo de oxígeno al sector turístico de las Islas Baleares a corto y largo plazo?
Evidentemente, el turismo nacional no tiene un volumen suficiente para compensar la posible caída del turismo internacional, del que dependemos mayoritariamente, pero sí puede contrarrestar una parte. Así que, en estas circunstancias, se debe apostar y promocionar tanto el turismo nacional como el internacional. Pensamos, por ejemplo, que, para Menorca e Ibiza, el turismo nacional ocupa un lugar muy destacable. En este sentido, los bonos para incentivar el turismo nacional, al estilo de lo que aplican en Italia, me parece una buena idea, siempre que una parte vaya destinada a destinos insulares, por no resultar perjudicados por el coste más elevado del viaje que implica el transporte aéreo.
Por otra parte, las administraciones regionales hacen esfuerzos importantes de promoción turística. Parece que Alemania, nuestro principal país emisor, está muy interesada en establecer corredores turísticos seguros con nuestras islas. Sólo hace falta la voluntad, el apoyo y coordinación de los gobiernos nacionales y la UE para restablecer la conectividad aérea entre países europeos con tasas de infectados similares y control de la pandemia.
En este sentido, las nuevas tecnologías tendrán un papel clave para desarrollar y aplicar los rigurosos controles sanitarios que deberán establecerse, si se quiere garantizar la seguridad necesaria a las entradas y salidas de los aeropuertos, así como en los hoteles y otros establecimientos o instalaciones turísticas. Algunas aplicaciones ya están muy avanzadas, así que el futuro del sector turístico implica esto. En este sentido, la Administración debe promover e incentivar la inversión de las empresas del sector turístico en nuevas tecnologías para mantener y transmitir la imagen de un destino seguro, mediante instrumentos económicos o financieros.
Como vemos, la colaboración pública-privada resulta fundamental en estos momentos, no sólo a corto plazo.
3. Antes de que apareciera la COVID-19 se hablaba de la diversificación de la oferta turística, la desestacionalización, el cambio del turismo de masas e incluso la necesidad de poner fin al monocultivo turístico. ¿Cree que es necesario reabrir el debate?
Yo creo que este debate nunca lo hemos cerrado, es un debate que sigue abierto y que ahora es aún más relevante. La crisis de la COVID-19 no ha hecho más que poner de manifiesto la necesidad de diversificar nuestra economía. Es evidente que depende mayoritariamente del turismo, como cualquier otra economía que se especializa en lo que mejor sabe hacer, donde tiene ventaja competitiva. En un mundo globalizado como el actual, todas las actividades económicas están sujetas a riesgos derivados de factores exógenos (pandemias, crisis económicas, crisis climáticas, desastres naturales, guerras, etc.). Obviamente, si diversificamos la economía, diversificamos también los riesgos.
Creo que si algo positivo podemos sacar de estas crisis es que acelerará el cambio ya comenzado en el modelo turístico actual, de un turismo de masas basado en el sol y playa. Hoy en día nadie duda que necesitamos un turismo sostenible y de calidad y, en este sentido, tanto la Administración pública como el sector privado hacían esfuerzos importantes para conseguirlo. El ecoturismo, el turismo activo, deportivo, cultural, gastronómico, de negocios y de eventos (MICE), de lujo, son algunos ejemplos de productos turísticos que permitirán cumplir este objetivo y disminuir la estacionalización que caracteriza nuestro turismo y la saturación de los últimos años.
4. A pesar de la sacudida de la COVID-19, el curso académico continúa. ¿Como decana de la Facultad de Turismo, qué puede significar para los estudiantes la crisis del sector turístico (pérdida de puestos de trabajo, prácticas externas...)? ¿Cómo se ha preparado la Facultad para terminar el curso?
Obviamente, no es el mejor escenario posible, pero precisamente ahora se necesitan profesionales cualificados del sector con los conocimientos y la capacidad necesaria para hacer frente a esta situación. Entender la vulnerabilidad del sector turístico forma parte de un aprendizaje duro por nuestros alumnos. Estábamos acostumbrados a ver situaciones como desastres naturales o terrorismo y ahora han surgido otras amenazas, incluso más devastadoras social y económicamente. Esto, unido a la incertidumbre sobre la situación futura, hace que tanto los profesionales y empresas del sector como nuestros alumnos refuercen la capacidad de adaptación y la creatividad. Estas habilidades, junto con las nuevas tecnologías y la innovación, serán fundamentales para que el sector se pueda recuperar.
En cuanto a las prácticas externas, afortunadamente los sesenta alumnos matriculados, el 80 por ciento ya las había terminado; solamente un 20 por ciento se encontraron en situación de suspensión o bien no habían comenzado las prácticas. La Facultad aprobó el protocolo siguiente: como primera opción, los alumnos podrán cumplir las horas requeridas hasta diciembre de 2020 o bien aplazarlas para el curso siguiente. La segunda opción es aceptar una reducción del 50 por ciento de las horas que se deben hacer hasta diciembre de 2020, siempre que se complementen con actividades alternativas formativas relacionadas con la mejora de la empleabilidad.
La realidad del sector turístico para la temporada 2020 será complicada, pero, en conversaciones con las empresas que acogen a nuestros alumnos en prácticas, han destacado que tienen intención de reanudarlas cuando vuelvan a la actividad.
La Facultad de Turismo, desde el primer día en que se declaró el estado de alarma, no hemos dejado de trabajar para garantizar la formación de nuestros estudiantes, tan necesaria en estos momentos. La Facultad de Turismo puso en marcha un sistema de aulas virtuales, con una celeridad y efectividad que han permitido la continuidad de la docencia sin prácticamente demora.
Sobre la base del Protocolo de actuación aprobado por nuestra Universidad, la Facultad de Turismo estableció rápidamente toda una serie de medidas dirigidas tanto a la docencia como a la evaluación para el segundo semestre del curso 2019-20. El objetivo era adaptar, de la forma más rápida y efectiva posible, la metodología docente a la nueva situación de confinamiento. La adaptación de la actividad docente se ha llevado a cabo principalmente a través de las herramientas Moodle y BBCollaborate, que han permitido que los alumnos puedan continuar los estudios en los horarios habituales, ahora en línea. Estas herramientas de docencia en línea permiten al docente utilizar todo tipo de material audiovisual (archivos, vídeos, audios, pizarra virtual, etc.) y facilitan, por tanto, la docencia virtual. Además, las clases impartidas por los profesores pueden ser grabadas y puestas a disposición de los alumnos para que las puedan consultar posteriormente. El equipo del decanato de la facultad hemos hecho un seguimiento detallado de todos los cambios en las metodologías docentes y de evaluación de todas las asignaturas. Actualmente, podemos decir que el cambio en la metodología en línea está totalmente implantado y aceptado, tanto por parte de los alumnos como de los profesores.
Es importante destacar y agradecer la rapidez con la que todos los miembros de la Facultad de Turismo se han adaptado a la nueva situación. Todos los profesores, alrededor de unos sesenta, que imparten docencia en el segundo semestre se han adaptado al nuevo modelo docente con el objetivo último de garantizar una docencia de calidad para nuestros más de ochocientos estudiantes (de las titulaciones de Grado en Turismo y del doble Grado en Administración de Empresas y Turismo). Así pues, todos los alumnos de la Facultad de Turismo acabarán los estudios este curso con las mismas garantías de calidad. El esfuerzo de los profesores, del personal de administración, de todos los servicios de la UIB y del equipo del decanato para adaptarse a una docencia en línea ha sido y continua siendo enorme. Así que me gustaría aprovechar esta ocasión para agradecer el gran trabajo que ha hecho todo el mundo y reconocer públicamente su labor.
Cabe destacar que toda esta situación nos ha permitido desarrollar protocolos y herramientas que, sin duda, nos permitirán afrontar con más facilidad los posibles cambios que se puedan producir el próximo curso. Ahora mismo, podemos garantizar que la Facultad de Turismo de la UIB está totalmente preparada y adaptada para, si las circunstancias de la pandemia así lo obligan, volver a asumir un sistema de docencia virtual durante el próximo curso o cualquier escenario que combine presencialidad y no presencialidad. En todo caso, esta nueva situación nos ha permitido desarrollar habilidades docentes que, sin duda, constituirán una verdadera tendencia en el futuro próximo: la docencia en línea.
5. Como miembro del grupo de investigación Recursos Hídricos y Cambio Global (GLOWATER), ¿cree que puede ser una buena oportunidad para estimular la búsqueda e investigación en el ámbito turístico desde un punto de vista más ecológico? ¿En qué trabajan actualmente?
Los últimos años, la saturación de los destinos turísticos, los efectos del cambio climático y la degradación de los recursos naturales han puesto de manifiesto la necesidad de hacer más investigación en esta área. Hacen falta más recursos públicos para poder hacer investigaciones aplicadas que permitan analizar las políticas y los instrumentos necesarios para lograr un turismo más sostenible y sus efectos sobre el empleo, la economía, el bienestar y el medio ambiente.
Actualmente, mi trabajo se centra casi por completo a gestionar el día a día de la Facultad de Turismo en este contexto tan complejo, a planificar un próximo curso lleno de incertidumbre e impartir mi docencia en línea. Así, que para ser sincera, desgraciadamente, tengo un poco abandonada mi investigación, que se centra en el análisis de la demanda y del consumo de agua por parte del sector turístico y de los diferentes instrumentos para mejorar la eficiencia y ahorro en el uso del agua que permitan un turismo más sostenible.
Fecha de publicación: Fri Jun 05 09:27:00 CEST 2020